domingo, 24 de junio de 2012

Perdidos en el centro comercial

Ayer por la tarde fuimos un rato al centro comercial. Como nos nos gusta el fútbol quisimos aprovechar que habría poca gente (y había poquísima) para dar una vuelta, comprar un par de cosas, cenar e ir al cine. Finalmente no fuimos al cine porque era ya muy tarde y eso de ser los únicos allí...

Después de cenar compramos un helado y nos sentamos a charlar un rato en uno de los bancos del exterior del centro comercial. Estando allí pasó un guarda de seguridad, que tras pasar un par de veces arriba y abajo nos preguntó si habíamos visto a dos niños, de unos 5 y 8 años, vestidos uno de gris y otro de azul. Se habían perdido y sus padres llevaban mucho tiempo buscándolos. "No, nosotros llevamos bastante rato aquí y por aquí no han pasado". "Si los viesen, por favor avisen a alguien de personal del centro". Y siguió buscando.

Al poco tiempo decidimos irnos a buscar el coche para volver a casa. Habíamos estado charlando animadamente, de cachondeo, riendo mucho. Lo de los niños perdidos nos cortó el rollo, pobres niños, ¡¡podres padres!! De camino al aparcamiento volvió a pasar el guarda y nos dijo que ya los habían encontrado. ¡Estaban en el hipermercado! Pero no os creáis que el hipermercado es uno de esos que está dentro del mismo edificio del centro comercial, no. Está separado, como a medio kilómetro, y hay que salir a la carretera, atravesar una gran rotonda con mucho tráfico y cruzar un aparcamiento grandísimo para llegar. Iban a avisar a los padres. El guarda dijo que la madre estaba con un ataque de nervios, habían estado mucho tiempo buscándolos. Madre mía, me lo imagino y se me ponen los pelos de punta. ¡Qué situación!

Eso de que los niños se separen de los padres y vayan a la suya es común, sobre todo cuando están en un lugar tan lleno de estímulos como un centro comercial. Se despistan, se entretienen con algo, tienen la manía de ir a ver alguna cosa que les interesa... A menudo se oye por megafonía que los padres del niño Pepito que se había perdido pueden ir a recogerlo. O ves a alguna madre o padre buscándolo por todos lados. Pero es que salirse completamente del centro comercial, cruzar la rotonda y meterse en otro centro... Y los padres llevarían un par de horas buscando, pero claro, ¿a quién se le ocurre ir a buscar al hipermercado? A la vez me pregunto ¿cómo se les escaparon los niños así, estando el centro comercial casi desierto? ¿No se dieron cuenta? ¿Cómo será en un sitio abarrotado de gente?

No juzgo a los padres, no. Más bien me pongo en su lugar y pienso "Ay madre, qué difícil debe ser controlar a dos peques, con la de cosas que pueden pasar. Y eso que iban los dos, el padre y la madre. ¿Cómo lo haremos nosotros?" Y si encima salen a la madre...  Yo era un bicho malo... digamos... propensa a dar problemas en ese aspecto cuando era pequeña. Una de las anécdotas más llamativas (que cuentan mis padres, porque yo era tan pequeña que no me acuerdo) fue una vez que, estando en una casita que tenía mi abuelo muy cerca de la playa, me fui sin que nadie se diese cuenta y cuando todos me estaban buscando apereció un señor vestido de buzo llevándome de la mano. Parece ser que me había encontrado sóla en la playa y al pregunrame dónde estaba mi mamá yo le dije que en la casita del abuelo, y le enseñé el camino. Recuerdo la casita, que ya no existe, y había que cruzar una pinada para llegar al paseo marítimo y entrar después en la playa. Vaya, casi casi lo de los niños perdidos en el centro comercial. Así que ójala que mis hijos salgan a su padre en ese aspecto, que según dicen fue un niño muy bueno y muy tranquilito. Si ya lo pasé mal anoche, pensando en los niños del centro comercial y en sus podres padres no quiero ni pensar cuando me toque a mí.

¿Habéis tenido una experiencia similar con vuestros hijos? ¿Cómo os las apañáis cuando váis con ellos a un centro comercial o a cualquier otro lugar lleno de gente y donde se pueden perder fácilmente?

jueves, 7 de junio de 2012

Mi menstrución y yo

Hoy me he levantado algo "pachuchilla" y a media mañana he recibido una visita.

- Toc, toc. ¿Se puede? Da igual, ya paso yo aunque tú no quieras.
- eh... cómo? Ah... eres tú otra vez... (ahí estoy yo sentada en el wc con cara de triste) Bueno, pasa, pasa. En fin, ¿qué le vamos a hacer?  Pero vamos, que sepas que esto no es serio. Yo te esperaba la semana que viene, y claro, te presentas así sin avisar... Además, me había hecho la ilusión de que a lo mejor este mes ya no venías.

Y ella pasa. Claro. Y se va a quedar unos diítas.


¿Así, de qué me sirve a mí ir contando días y haciendo dibujitos en mi calendario, si esta se presenta cuando le viene en gana? Bueno, en realidad debería estar más que acostumbrada, porque ya sabéis que mi ciclo menstrual suele ser bastante irregular. En realidad hasta más o menos los 25 era un desastre, a veces con retrasos de semanas, y en los últimos años (casi 10, pero corramos un tupido velo) lo llevo algo mejor. Por lo menos me viuene todos los meses aunque los ciclos oscilan entre los 25 y los 35 días más o menos. Ahora, desde el legrado en febrero, los 3 últimos ciclos los había tenido todos de 30 días y yo encantada.

- ¡Mira qué bien!, así nos será más fácil hacer diana!
- ¡Ja! Que te crees tú eso. Tú a practicar los tiros hasta que te salgan bien.
Y yo resignada... -Eso, o hasta que dé en el centro de chiripa.



lunes, 4 de junio de 2012

De recuerdos y esperanzas.

Hoy habría cumplido las 29 semamans de gestación y hubiese entrado en el 3er trimestre.

Se me hace un poco raro acordarme de cuando estaba embarazada, queda ya muy lejos. Ahora estamos más concentrados en volver a conseguir el milagro. Como ya conté en esta entrada no paro de contar días en el calendario, hacer cálculos y soñar. Soñar...

Lejos de ser ésta una entrada triste y llena de amargos recuerdos la escribo llena de amor y de esperanza. Amo a mi bebé en el cielo, a los que están por venir. Amo a mi marido que me acompaña en esta ilusión de ser padres y de crear una familia feliz. Tenemos la esperanza de que lo seamos muy pronto, de que nuestros hijos nazcan sanos y crezcan felices, de que sepamos disfrutar con ellos de las cosas buenas que nos ofrece la vida.

Estoy un poco como en las nubes, mi mente divaga, le cuesta concentrarse... será este calor?! Me gustaría contaros tantas cosas que pasan por mi cabeza últimamente... Me falta el tiempo y los pensamientos se me acumulan, se mezclan entre sí, a veces se diluyen. Me interesa muchísimo lo que leo en vuestros blogs. No me pierdo nada. Si algun día no tengo tiempo de leerlos lo recupero al siguiente. Muchos días se me pasa el poco tiempo que tengo leyendo y no me queda tiempo para escribir, pero ¿cómo resistirse? Ya he dicho en varias ocasiones que estoy aquí principalmente para compartir y aprender, y la verdad es que aprendo al leeros: aprendo de vosotras/os, de ser mamá, de ser amiga, de ser cocinera, aprendo de mí misma porque vuestras entradas me hacen plantaerme muchas cosas, pensar en mí misma. ¿He dicho ya que me gustaría contaros todo lo que pasa por mi cabeza?